Un adiós es definitivo
cuando ni siquiera hace ruido,
ya lo hizo antes
cuando empezó a sentir frío.
Cuando ya no hay más que decir
se alistan las alas,
se desempolvan,
y con los ojos cerrados
se vuelve a volar,
porque ya se sabe la ruta del olvido.
Se sabe que el fin llegó
cuando ya no hay nada más por dar
y sí por recuperar.
Decir adiós no es un suicidio,
decir adiós
es comenzar un nuevo libro.
Los finales son esa flor brotando,
ese capullo abriendo,
ese amor propio salvado.
Es calma después de tormenta,
es el fin de la guerra...
firmando la paz.
— ZàiL
cuando ni siquiera hace ruido,
ya lo hizo antes
cuando empezó a sentir frío.
Cuando ya no hay más que decir
se alistan las alas,
se desempolvan,
y con los ojos cerrados
se vuelve a volar,
porque ya se sabe la ruta del olvido.
Se sabe que el fin llegó
cuando ya no hay nada más por dar
y sí por recuperar.
Decir adiós no es un suicidio,
decir adiós
es comenzar un nuevo libro.
Los finales son esa flor brotando,
ese capullo abriendo,
ese amor propio salvado.
Es calma después de tormenta,
es el fin de la guerra...
firmando la paz.
— ZàiL