Ella
Ella luchó incansablemente por su matrimonio:
dio su juventud, su vida, se entregó por entero a su familia, se vestía de novia cada día para que no sé apagara la llama; era esposa, madre, amiga, socia, tanto así..., que un día le tocó hacerse cargo de todo, era una luchadora y protegía a su familia como una fiera de quién se le acercara.
Pero todo cuento tiene su final y un día todo acabó. Ella hizo lo que estuvo en su mano para salvar su hogar, pero no le fue suficiente: sus hijos crecían y ya tomaban sus propias decisiones y la vida te enseña que eres un papel esencial en la vida de ellos, pero tan bien te enseña, que ellos se equivocan y toman su propio camino, por eso aprendió hacer más amiga que madre, a entender que nada es como lo sueñas, ni como lo planeas, y les enseñó que ella siempre estará para acompañarlos noche y día. Pero a él, ya no lo soportaba, tan solo su olor le repudiaba.
¿Qué pasó?
El amor es de dos personas, no de una sola,
el amor es un jardín que si no se cultiva se marchita hasta el fin, el amor debe estar siempre, siempre y no recibió lo que pidió. Sus palabras se volvieron mudas, sus gritos sordos, sus letras sin tinta y él, él no quiso ver hasta que sintió el golpe al caer de un abismo que no quiso ver, ya corrió tras ella y no estaba, había perdido a quién le daría su mano en la vejez.
Lloró eternamente al ver su Castillo caer, pero prefirió eso, a vivir bajo la opresión, bajo el desamor, bajo el maltrato sicológico que este le daba. Por eso ella tomó una fuerte, dura y amarga decisión: cogió su vestido, tiró sus zapatillas y corrió, ¡Sí!, corrió lejos de él, de una sociedad machista, de una familia sin sangre, de un amor que era un fracaso; corrió tan lejos que ya no la pudieron alcanzar.
Ella sigue corriendo incansable, pero no sé agita, respira feliz. Ante su sociedad: es una cualquiera, antes los seres que le dio la vida, es una guerrera aunque egoísta, ante su nuevo amor “La que ve en el espejo diariamente ” es la mejor mujer del mundo y ante sus nuevos amigos, es un ángel, que llora, que ríe, que siente en el alma, una que tiene corazón de algodón de azúcar.
Ella, la novia que huyó de los prejuicios,
de la sociedad, del desamor y de su propia sangre, y que a pesar de sufrir el rechazo por años, hoy, ¡Sí hoy! Ya la aceptan por tener convicción propia. A Ella le gusta soñar y a pesar de la crueldad con que la han tratado: levanta la cara, sonríe y se pinta sus labios de rojo carmesí, ella ya sabe quién es, lo que vale y no se deja de nadie, simplemente ella sigue corriendo por la vida, con la diferencia que disfruta de cada paso que da.
Así es la vida, historias de mujeres que dicen tener, historias como la mía, como la tuya, como la de muchas que piensan que no van a poder al ver que su mundo se desmorona a sus pies, pero el tiempo les muestra, que es mejor estar y vivir en paz, en medio de una guerra que te bombardea día a día sin parar.
Paola Maldonado
2018.