Querido Dios:
Una Navidad más se acerca, y tengo tan poco que pedir y mucho que agradecer, por todas las veces que has estado de mi lado tomando mi mano, cuando no veía ninguna salida a mis problemas y solo sabía lamentarme, pero aprendí que las piedras del camino se transforman en lecciones, y cada paso que doy es necesario para llegar a donde deseo. Cuantas veces la ansiedad de mi corazón no me dejó escucharte, quería todo para ayer, pensando en que me darías todo lo que pido, y no es así, no siempre aquello que deseo me hará bien, y si se me quita es porque hay algo mucho mejor que pondrás en camino.
Como te digo no quiero mucho para mí, pero si quiero que las bendiciones caigan en abundancia en la vida de todas las personas que me acompañan siempre, que la felicidad esté al alcance de ellos en todo momento, que no les haga falta salud y trabajo, que haya paz en sus corazones y luz en sus caminos, y sobre todo que tengan muchísimo amor en sus vidas, porque quien se ama a si mismo es capaz de amar a los demás. Solo esto te pido...