Esas oraciones que has hecho a tu padre no son ni serán en vano. El conoce lo más profundo de tú corazón, sabe lo mucho que te duele, no hay nada que no conozca. Muchas veces podemos sentir que nuestra oración no ha sido escuchada, pero nunca olvides que aunque no podamos ver Él siempre está OBRANDO.
Eres su hija, su bella creación, Él cuida de nosotras, pero nos corresponde buscarlo de todo corazón.
No te canses de hablar con tu padre celestial, aún en esas oraciones donde el llanto te gana, en esos momentos donde no tienes fuerzas Él está presente, dándote el consuelo que tu alma y corazón necesita.
Oro a Dios para pedirle que te haga tan fuerte como el acero para que nadie pueda lastimarte, tan exitosa que todos quieran ser como tú, pero tan humilde y llena de su Espíritu que todos deseen imitar tu corazón.
Dios te siga bendiciendo hoy mañana y siempre.
Dios te siga bendiciendo en todas las áreas de tu vida.
Aleluya.
Gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración.
Romanos 12:12