Con el paso de los años comprendí, que soy una mujer de guerra, porque en ningún momento puedo tener paz.
Siempre peleando por mis ideales, por mis sueños, por mis derechos, por no agachar la cabeza, por no dejarme doblegar ni humillar.
Siempre luchando, hasta en contra de la vida, por lo que se atraviesa en mi camino, por lo que me impone el destino, por los obstáculos a vencer, porque siempre hay un nuevo reto, por no dejarme desfallecer en el intento.
Por eso soy una mujer de guerra, y ya me hice a la idea de que siempre lo seré, porque lo tibio me aburre, porque odio la costumbre y no sentirme útil.
Porque de nada me serviría estar viva, si tendría que apagarme para no pelear, para tener "paz" momentánea, pero el precio sería una terrible frustración por no ser yo misma para darle gusto a alguien más.
Sí, soy mujer de guerras, porque ahí en medio de esa tempestad encuentro mi propia tranquilidad.