Que nadie quiera que cambie mi locura por cordura;
que nadie quiera administrar mis enojos;
que nadie se ofenda cuando no tolero a nadie porque a veces ni yo misma me soporto;
que nadie me diga que cosa me conviene y que cosa debo dejar;
que nadie intenté entenderme porque la mayoría de las veces ni yo misma me entiendo;
que nadie me ponga por ejemplo porque cada uno tiene su propia carga;
que nadie me tilde de buena o mala porque cuando quiero soy peor;
que nadie me de órdenes porque mi mejor virtud es la desobediencia;
que nadie me juzgue porque un día lloro y al otro rio porque solo yo sé cuanto me duelen los golpes y a veces no lo digo;
que nadie crea conocerme porque soy la misma de siempre pero cambio un poco cada día;
que nadie me diga que me calme cuando hay días que me gusta ser huracán;
que nadie me mande a callar porque yo lo mandaré a cosechar rabanitos;
que nadie se crea que puedo ser de su propiedad porque no nací en jaula ni llevo cadenas que me puedan amarrar;
Que nadie que no tenga idea que hacer con su vida venga a averiguarlo en la mía, conmigo las cosas claras y el chocolate espeso;
Que nadie quiera imitarme porque todos pueden tener alas pero ninguno tendrá mis plumas.