Gracias porque hoy una vez más tengo claro que soy tu hijo y que tienes un propósito de felicidad y de gozo para mí. Sé que cuando te abro mi corazón y dejo que la fuerza de tu Espíritu entre en él, todo cambia, comienzo a sentir paz, serenidad, confianza, tranquilidad y fuerza para seguir haciendo lo que la vida diaria me exige. Confío plenamente en tu amor y en tu generosidad, y por eso me entrego plenamente a Ti en estos momentos.
No permitas que nada me quite las ganas de seguir adelante en cada una de las luchas que tengo que dar. Te suplico que pases tu mano sanadora por mi mente y eches fuera todo pensamiento negativo. Bendice a los que amo y que requieren tu ayuda. Hazme entender que nunca me abandonas, sino que siempre estás dándome fuerzas para vencer. Amén