Hoy me levanté y me encontré con un mundo pintado de gris,
con muros salpicados de llanto y halos sin alumbrar,
pero miré al cielo, vi el sol brillando y me dije,
aún se puede ser feliz,
solo es tener presente lo bello de la vida
y en los sueños, no claudicar.
Hay que sonreír por las afecciones que se llevan en el alma,
por los jardines que, a pesar de las lluviosas penas,
no han dejado de florecer,
por la luz que perciben los ojos desde que nace el alba,
por el horizonte que ingenuo abre sus puertas
a un nuevo acontecer.
Los montes aún en soledad, reverdecen,
el mar sigue cantando y las olas besando la arena,
el arcoíris orna el firmamento después que llueve
y la brisa fresca con su ulular, hace la tarde más amena.
Los sentimientos siguen vivos a la distancia,
los amantes se entregan cual luna clara al mar,
muchas cosas siguen latentes con un rayo de esperanza,
aunque algunas auroras hayan oscurecido,
hay que seguir sonriendo y nunca dejar de amar.
María Eugenia Gulfo Berrocal
Derechos de autor
Colombia