A ti, que hoy has sentido que te levantaste con el pie izquierdo.
A ti, que hoy dormiste mal.
A ti, que al mirarte al espejo no te ha gustado lo que has visto.
A ti, que piensas que la vida solo te da golpes.
A ti, que ya ni las cosquillas te hacen reír.
A ti, que llevas una mochila sobrecargada a la espalda.
A ti, que sientes que te faltan abrazos y te sobran reproches.
Hoy te escribo a ti.
Porque el pie derecho también tiene derecho a descansar, porque respiras, porque abrir los ojos esta mañana es tu nueva oportunidad, porque no hay nada que una ducha caliente no arregle, porque siempre puedes ponerte los guantes de boxeo o esquivar el golpe, porque no necesitas razones para reír, ríe, porque sí, porque a veces solo se trata de abrir la cremallera y darle la vuelta a la mochila, vaciar, a veces solo se trata de vaciar, porque siempre puedes sacar el reproche por el otro oído y rodearte fuerte con tus propios brazos.
Hoy te escribo a ti. Y a mí.
Porque, aunque no lo creas, aunque no lo creamos, nos sobran razones para querernos, nos sobran motivos para vivir.