Querido 2022, parece mentira que te esté escribiendo a ti, sí justo a ti. La verdad es que has sido un año catastrófico, sí, un año de esos que se dice que es mejor olvidar, que es mejor ni acordarse de ellos. Pero no, yo creo que de todo se aprende y de ti también he aprendido muchas cosas, tanto para bien como para mal.
Yo no he pedido ningún año nada, la verdad, creo que ni de pequeñit@ pedía apenas nada. Hacía de mi mundo mi magia y de mi magia mi mundo. Una nube en la que yo estaba y en la que me sentía segur@.
Sé que con los años no he perdido la ilusión, no, nunca lo hice, porque mi niñ@ interior siempre va conmigo allá donde voy y eso que hubo un tiempo en que se perdió de mi vista.
No sé qué esperaba de pequeñ@, pero tampoco pensaba que ser adulto era así. A pesar de todo y de todos sigo manteniendo mi esencia y mi magia, eso siempre lo hago y siempre lo haré, porque digamos que va en mi forma de ser. Ironías de la vida dicen y así son, bonitas como nunca podrían ser sin más.
Sé que este año la vida me ha puesto del revés millones de veces más de las que hubiera imaginado, pero me he levantado siempre. A veces me ha costado más que otras, también reconozco que otras veces me he quedado sin moverme, observando, analizando qué hacer o qué no hacer, si callar o no callar.
Este año he aprendido a valorar mis recuerdos, esos que antes me traían tristeza. Ahora los quiero con toda mi alma. También he vuelto a rememorar anécdotas de mi pasado con mis ángeles, porque, aunque se fueron siguen estando conmigo, siempre, siempre en mi caminar.
Este 2021 para mi ha sido el año de soltar, de fluir, de decir basta, de llorar hasta reventar. De hacerme valer en mayúsculas. Ese año de inflexión en el que no puedes fallar porque sabes que si lo haces el año que viene se volverá a repetir todo de nuevo y no quieres más toxicidad.
Ha sido el año en parte de los cambios, no tan buenos, de la soledad. De saber quién está en lo bueno y en lo malo y quién jamás estará. De sanar poco a poco y lento, de conocerme más.
El año de poner la paz y la tranquilidad ante todo y no dejarme manejar. De mantener mis ilusiones, de seguir con mis sueños, aunque tenga que parar.
Así que sé que por otro lado se ha llevado partes de mi alma, me ha tirado al suelo, me ha cambiado planes a diestro y siniestro. Pero también me ha hecho conocerme más. Alejarme de quien me daña y querer mucho más a los que me quieren de verdad.
Quería agradecer por todo, por lo malo más que nada porque me ha hecho aprender y madurar. Sacar eso que faltaba de mí y seguir con una versión mejor aún si cabe, que es la que vendrá.
No pido nada, sigo sin pedir nada especial, aunque todo puede mejorar. Sólo seguir aprendiendo, aunque me tires de nuevo, aunque me cueste seguir y respirar.
No pido nada, sólo vivir, disfrutar de las personas que quiero y me quieren, soñar despiert@, quizás perderme de vez en cuando y naufragar.
Sólo te pido algo, algo muy fácil, o eso creo yo, y no es nada material, salud, salud y salud a capazos como digo y esperanza de esa que jamás termina, eso nada más, porque la fuerza, la constancia y la valentía sé que van de mi parte y la pondré, que no te quepa duda, así que 2022, ¡vamos allá!
Patri G.