Yo quise mucho, hasta el punto de amar con todo mi ser.
Soñé con imposibles, aposté como si fuera a ganar para siempre y sin embargo nunca tuve en cuenta que perder era parte de algún juego.
Yo quise mucho, muchísimo. Y no llegué a darme por vencida, aunque la vida me demostrase otra cosa.
Extrañaba.
Lloraba a escondidas.
Necesitaba ver y sentir, una voz, un abrazo o una llegada que me sorprenda por la espalda en medio del vacío que existía por soledades aun estando rodeada de gente.
Yo quise mucho, esperé lo que cualquier mujer enamorada necesita para continuar con el corazón ardiendo de amor.
Me prohibí mirar otros ojos para encontrarme.
Me quedé en el último vagón del tren que nadie abordó para hacerme compañía y contemplar conmigo el recorrido con penas y alegrías.
Yo quise mucho. Amé mucho y también aprendí a cargar mi equipaje con todos mis aciertos y fracasos a tal punto de no volver a quienes no me quisieron ni siquiera un poquito.
Yo no los culpo, los admiro y más allá de todo me pongo en el lugar de cada uno y susurro en mis adentros...
Como iban a quererme como quiero yo si aún están a la espera de lo perfecto.
Y yo soy un desastre cuando quiero a corazón abierto y ya nadie se hace cargo de lo que hace sentir cuando no siente nada, pero lo hizo sentir todo.
Yo sí que quise mucho. Lástima que se dieron cuenta demasiado tarde.
Silvina Dan Ferreyra.
Soñé con imposibles, aposté como si fuera a ganar para siempre y sin embargo nunca tuve en cuenta que perder era parte de algún juego.
Yo quise mucho, muchísimo. Y no llegué a darme por vencida, aunque la vida me demostrase otra cosa.
Extrañaba.
Lloraba a escondidas.
Necesitaba ver y sentir, una voz, un abrazo o una llegada que me sorprenda por la espalda en medio del vacío que existía por soledades aun estando rodeada de gente.
Yo quise mucho, esperé lo que cualquier mujer enamorada necesita para continuar con el corazón ardiendo de amor.
Me prohibí mirar otros ojos para encontrarme.
Me quedé en el último vagón del tren que nadie abordó para hacerme compañía y contemplar conmigo el recorrido con penas y alegrías.
Yo quise mucho. Amé mucho y también aprendí a cargar mi equipaje con todos mis aciertos y fracasos a tal punto de no volver a quienes no me quisieron ni siquiera un poquito.
Yo no los culpo, los admiro y más allá de todo me pongo en el lugar de cada uno y susurro en mis adentros...
Como iban a quererme como quiero yo si aún están a la espera de lo perfecto.
Y yo soy un desastre cuando quiero a corazón abierto y ya nadie se hace cargo de lo que hace sentir cuando no siente nada, pero lo hizo sentir todo.
Yo sí que quise mucho. Lástima que se dieron cuenta demasiado tarde.
Silvina Dan Ferreyra.