RESUCITAR ES:
Volver a vivir al encontrar la risa que perdimos con las prisas. Entre herida y herida, al encontrar la salida de un laberinto dibujado en la piel. Resucitar en el “me atrevo” de un cobarde, en las cuerdas del penúltimo asalto, en la respuesta de una pregunta arriesgada. Resucitar al dejar de disimular, al respirar sinceridad, al ignorar a los que no saben querer. Resucitar y dignificar la palabra dignidad.
Resucitar con los ojos llenos de libertad. Volver a vivir después de matar las penas a cañonazos, después de las bombas de relojería, después de los pasos mal dados, de aquella partida que nos hizo partir al tirar los dados y perder. Volver y jugar, que solo gana el que juega otra vez. Resucitar cuando le veo de lejos y le imagino de cerca, tan de cerca que se me encienden los suspiros. Apaga y vámonos, chaval, vamos a morir en cualquier rincón de mi imaginación o de mi habitación. Que me muero por resucitar en tu regazo.
Resucitar en la última vida de un gato, en la primera vía del tren, en renglones torcidos, en estaciones tardías y en bares vacíos. VOLVER A VIVIR después de morir de ganas, de miedo, de envidia, de sueño, de gusto… de amor.
Resucitar después del después.
PD.1. Dejarlo todo atrás y resucitar.
PD.2. Y hay que hacerlo YA.