Mi señor a veces no me siento digno de ti porque en buscar la perfección ante tus ojos cometo errores que me alejan de ti, sé que el mundo me puede hacer perder lo que he ganó bajo tu guía y amor, pero hoy te pido que me enseñes a escucharte cuando me guías, que si me desvío tú me tomes de la mano y me vuelvas a encaminar, porque reconozco señor que no soy nada sin ti.
Deseo señor con todas las fuerzas de mi corazón que tú voluntad siempre se haga en mí, que aun resistiéndome al cambio tu obres de manera perfecta en todo lo que haga a partir de hoy y por siempre, sé que estaré bien porque tú cómo mi padre harás que sea cada día mejor.
Gracias Padre por escuchar mi súplica y llevarme de tu mano, Gracias Señor por hacer de mi corazón tú templo.
No hay un Dios como tú, que borra la falta y que perdona las fallas; que no se encierra para siempre en su enojo, sino que le gusta perdonar.
Gracias señor Gracias. Amén