Cuando te encontrabas en ruinas,
en tus peores tormentas,
ahogándote en tus miedos,
cayendo a tus vacíos y
la oscuridad te consumía.
Pediste ayuda y muchos
decidieron huir dándote la espalda.
Pero algunos decidieron quedarse,
para reconstruirte,
para mojarse en tus tormentas y
ser un hermoso arcoíris;
se convirtieron en salvavidas,
para sacarte a flote,
abrazando tus miedos,
convirtiéndose en tus alas,
llenando tus vacíos de flores y
dándote su luz.
A esas personitas especiales,
mantenlas cerca y no las sueltes jamás.