Clamé y lloré... pero nadie más que Dios recogió mis lágrimas. Me derrumbaba y necesitaba ayuda... y nadie más que Dios me abrazó muy fuerte y alivió mi pena.
Estaba triste sola...y Dios me ha fortalecido.
Yo era invisible ... pero Dios me miró y me alzó hasta la cumbre de sus hombros. Yo estaba con el corazón en pedazos y Dios me dio uno completamente nuevo.
Pensé que estaba sola... pero no, Dios estuvo todo el tiempo a mi lado!