Señor, gracias por este día y por todas tus bendiciones; dirige mis pasos y ayúdame a recordar que tú eres el único dueño de mi vida; te pido que nunca me desampares y que tu presencia me acompañe en todo momento; concédeme tu gracia y enseñame a vivir como tú siempre has querido.
¡Amén!
¡Amén!