Aprendió que no todos los abrazos son de cariño. Que no todas las palabras llegan al alma y que muchas veces con los ojos cerrados se puede llegar a ver mejor.
Aprendió que en la vida la familia es la que uno hace a lo largo de su vida, que la sangre es sólo sangre y no obliga a nada. Que en los buenos momentos está quien nunca estuvo y en los malos los ecos de los que ya no están.
Aprendió que el vacío quiebra el corazón más puro y que la soledad podía empujar a luchar cuando ya no se puede más.
Aprendió que la vida es un viaje que uno hace y no un camino por el que volar. Que ese viaje lo hace uno como quiere, pero hay que aprender a naufragar para volver a empezar.
Patri G.