Y desde aquel día, en el cual mi vida dió un vuelco... 𝐀𝐩𝐫𝐞𝐧𝐝í que las circunstancias ya no iban a menguar mi confianza.
𝐀𝐩𝐫𝐞𝐧𝐝í que el telescopio de mi vida es la esperanza...La esperanza que me apoya para alcanzar a ver a larga distancia,
la inmensidad de posibilidades que me esperan. 𝐀𝐩𝐫𝐞𝐧𝐝í que tengo la fuerza necesaria para ir descubriendo y abriendo nuevas sendas.
𝐀𝐩𝐫𝐞𝐧𝐝í a disfrutar de esos caminos desconocidos y recorrerlos de punta a punta sin temor. 𝐀𝐩𝐫𝐞𝐧𝐝í,
sobre todo, que el más poderoso paraguas en medio de la tempestad, siempre es y será 𝑴𝑰 𝑨𝑪𝑻𝑰𝑻𝑼𝑫....
© Marcela J. Villalón