Acepta cada nuevo día como un regalo y si es posible, cómo una fiesta.
No te levantes demasiado tarde.
Mírate al espejo y sonríele a tu imagen.
Si conoces los ingredientes del sol, puedes prepararlo tu misma:
Toma una dosis abundante de cariño. Añade una buena porción de paciencia contigo misma y con los demás.
No olvides un poco de humor para digerir los fracasos.
Mezcla una dosis abundante de ganas de vivir, con una gran sonrisa...
Y tendrás cada día el sol en tu vida.