Nada nos prometimos,
nada nos debemos.
Llegaste a mí como las hojas secas,
como las flores en los cerezos.
Sin previo aviso irrumpiste mis silencios,
mis letargos,
te hiciste dueño de mis soledades.
Entraste en los lugares del alma
donde te haces indispensable.
¿Cómo fue? no tengo respuesta.
Para mi sorpresa estás
haciendo ruidos en mi mente.
Dejándome sin respiro, sin espacios.
Llegaste, no te necesitaba,
mi mundo era ideal, no tenías cabida.
El cariz que diste a mi vida me gusta,
aunque nada es eterno.
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