Frida Kahlo le dijo a su marido:
“No te estoy pidiendo que me beses, ni te disculpes cuando pienso que estás equivocado. Ni siquiera te pediré que me abraces cuando más lo necesito.
No te pido que me digas lo hermosa que soy, aunque sea mentira, ni me escribas nada hermoso. Ni siquiera te pediré que me llames para decirme cómo fue tu día, ni decirme que me extrañas. No te pediré que me agradezcas por todo lo que hago por ti, ni que te preocupes por mí cuando mi alma está abajo, y por supuesto, no te pediré que me apoyes en mis decisiones.
Ni siquiera te pediré que me escuches cuando tenga mil historias que contarte. No te pediré que hagas nada, ni siquiera estar a mi lado para siempre. Porque si tengo que decírtelo y pedirtelo, ya no lo quiero."
“No te estoy pidiendo que me beses, ni te disculpes cuando pienso que estás equivocado. Ni siquiera te pediré que me abraces cuando más lo necesito.
No te pido que me digas lo hermosa que soy, aunque sea mentira, ni me escribas nada hermoso. Ni siquiera te pediré que me llames para decirme cómo fue tu día, ni decirme que me extrañas. No te pediré que me agradezcas por todo lo que hago por ti, ni que te preocupes por mí cuando mi alma está abajo, y por supuesto, no te pediré que me apoyes en mis decisiones.
Ni siquiera te pediré que me escuches cuando tenga mil historias que contarte. No te pediré que hagas nada, ni siquiera estar a mi lado para siempre. Porque si tengo que decírtelo y pedirtelo, ya no lo quiero."