Recuerden siempre, no vender la felicidad, dónala, entrégale, regala...
Aunque la felicidad no tenga una fórmula sencilla ni barata y cuesta trabajo encontrarla y los ingredientes sean caros...
Obséquiala!
Los ingredientes son, compartir lo que tienes, amar sin exigencias, perdonar sin cicatrices, aceptar sin perfecciones, agradecer lo que te dan...
¡Y no rendirte nunca!
Todo armonizado, de un poquito de miel, del mar un poquito de sal, de la vida un buen trozo de optimismo, de la imaginación, sueños, del dolor un poco de su raíz...
¡Y que la Fe esté echa de roca!
A veces no somos felices porque no sabemos cómo llenar nuestra copa,
porque no sabemos dar a la vida un máximo de calidad de tiempo
y rendimiento...
Porque miramos al mundo como un esclavo, al camino empedrado como un imposible, a la mala suerte como una sombra que nos persigue...
¡Y a nuestros ideales como algo inalcanzable!
No olvidemos que la mejor manera de ser feliz, es ocuparse de que otros lo sean...
Debemos dar mucho de nosotros mismo y la felicidad llegará.