Soy Una Perfecta Imperfecta.
Si, soy imperfecta. Suelo hacer mil preguntas al día, aún no sé cuál es el color de pelo que mejor va con mis ojos y tez de piel.
Me preguntan por las capitales del mundo y te sé decir como mucho diez.
Siempre me gustó más viajar. Hacerme fotos en lugares mágicos y conocer de cerca la vida de esos desconocidos, que habitan en ciudades cuyos nombres poco me importan.
Me gusta el orden. El tenerlo todo bajo control. Eso me hace aún más imperfecta.
A veces llevo calcetines de distinto color, no me obsesiona mi aspecto físico pero si el aspecto de mi alma, de mi esencia. No soporto que se ensucie o que alguien se empeñe en hacerlo.
Soy una perfecta imperfecta que jamás calla lo que piensa.
Y no solo eso, sino que además lo digo, lo grito, lo escribo y siempre voy de frente. Sin tapujos, ni rodeos. Sin cuchillos en las espaldas.
Hoy el ser sincera es casi una ofensa . El que calla otorga…Si, quizás. Pero yo prefiero ser de esas perfectas imperfectas que dicen todo lo que piensan, haciendo uso siempre del respeto (aunque a veces me lleven los demonios).
Porque si algo he aprendido, es que el derecho que una persona tiene en expresarse, es inversamente proporcional, al derecho inexistente de una parte contraria que reprime tu derecho a decir lo que sientes.
No soporto la gente falsa. Que alguien toque la puerta de tu corazón, te regale una caja llena de promesas que ni él mismo se cree. O ella.
No soporto la agresión gratuita. Ni la que se paga. No soporto la injusticia a cualquier nivel ni la libertad que hemos asumido los humanos para hacer lo que nos venga en gana con cada especie animal, con cada centímetro de este, planeta que se muere. ¿Quién te lo dijo? ¿Quién te dijo que podías hacerlo?
Amo la imperfección. La imperfección que nos convierte en seres curiosos, sedientos de ganas de seguir aprendiendo.
Amo la imperfección que nos hace humildes, que hace grandes a las personas.
La imperfección de la unión, de querer ser mejores cada día.
De acabarte un libro y querer leerte otro.
De caerte y volverlo a hacer a posta para caer mejor, caer de cuclillas y aprender a caer de pie.
Amo la imperfección de esas personas que han aprendido a seguir adelante,
De esas personas que decidieron no seguir el camino marcado, que han destacado en la historia por defender lo que creían y demostraron al mundo que los equivocados, no eran ellos.
Amo la imperfección de las primeras veces.
Amo la imperfección de las pequeñas cosas.
Porque en la imperfección de vivir, está la auténtica perfección de convertir lo imperfecto, en perfecto.