Al que nos permite una y mil veces más volver a empezar. Al que nunca le parecemos demasiado malos, demasiado ingratos, demasiado culpables.
A ese padre que siempre espera nuestra oración.
A él que nunca pierde la fe en nosotros.
Al que sigue llamándonos "hijos" a pesar de que no podamos ser como él.
Al que entregó a su hijo primogénito para morir por nuestras almas y nuestra salvación.
Al que nos quiere dar felicidad a pesar de que no seamos dignos de nada.
A él, que no le importa nuestra dignidad, si no las veces que volvamos a empezar.
Feliz domingo
A él, que nunca nos quiere lejos, que jamás nos rechaza ni nos deja solos, que cuando nos deja experimentar dolor es por nuestro bien.
A ese padre perfecto que nos deja sufrir para que crezcamos y aprendamos, pero que jamás nos deja ser probados más de lo que podamos resistir.
Al que llora nuestros dolores y se regocija con nuestras alegrías.
Al que nos espera por siempre, al que jamás nos olvida, al que nos da la vida cada día, a aquel padre que está de brazos abiertos y junto a nosotros cuando los demás se han ido.
A él, nuestro padre celestial, gracias te damos hoy y todos los días...¡Gracias a nuestro padre divino!