LAS LÁGRIMAS QUE TE DEDIQUÉ.
No fue fácil despedirme de ti, te dediqué muchas lágrimas antes de dejarte partir.
Antes de aceptar que ya te habías ido, que ya lo nuestro había llegado a su final.
Fueron muchas noches de insomnio y días de llanto hasta que logré comprenderlo...
Vivimos una etapa bonita, donde me quisiste y te quise, donde nos quisimos como nunca.
Un tiempo donde solíamos caminar de la mano, mandarnos mensajes a cada segundo, hablar por teléfono por las madrugadas y platicarnos todas nuestras aventuras.
Hubo un tiempo donde fuimos todo. Y eso era lo que dolía, el saber que después de sentir tanto terminamos siendo nada.
Por eso es que fue difícil desprenderme.
Pero creo que al final las cosas pasan por algo, tenemos un destino, un mejor camino, que lo que me dolió en ese entonces fue porque así tenía que suceder, porque me tenías que lastimar para que yo aprendiera a saber soltar.
Tenía que entender que no todas las personas van a quererme para siempre, que yo también puedo olvidar, puedo continuar, puedo seguir con mi vida y puedo volverme a enamorar.
Sí, yo también puedo volver a sonreír y darme cuenta que las lágrimas que te dediqué no fueron en vano...
Estaba aprendiendo a olvidarte.
Aprendiendo a sobrevivir con tu ausencia.
Preparándome, para lo mejor que esté por venir.