Nadie, nadie sabe lo que estás viviendo, nadie lo sabe. Ni siquiera cuando lo cuentas lo pueden llegar a saber, porque aun así no lo entienden, no lo comprenden. Y la verdad es que no pasa nada, no puedes hacer más. Tú caminas por tu senda, vives tu camino y tu vida y sabes lo que sientes, tú y nadie más.
Muchas veces te guardas las cosas, no las dices, y prefieres decir que estás bien, y es lo mejor, porque los demás piensan que si cuentas algo es para que te den soluciones y no es así, es para descargar la mochila. Pero empeora la cosa, empeora todo mucho, porque al no entenderte recibes contestaciones que no sabes o no puedes asimilar cuando sólo necesitas apoyo, cariño...
Nadie, nadie sabe lo que estás viviendo, y es muy difícil juzgar, hablar, así que bien decía mi abuela que lo mejor es callar porque o se te rompen los esquemas, los planes, o te decepcionan al final.
Otras veces sí hablas, lo hablas porque no puedes más. Sabes las consecuencias, pero sana y te hace fuerte y luego tienes tiempo para no volver a hablar de ese tema más.
Bien es cierto que cuando las cosas son difíciles y las rachas malas acechan la gente no está, la gente se va. Sólo aparecen cuando les interesa, pero hay que reconocer que una escucha atenta, o un abrazo que te rompa los miedos y en silencio arregla mucho más de lo que se pueda expresar.
Patri G.
Muchas veces te guardas las cosas, no las dices, y prefieres decir que estás bien, y es lo mejor, porque los demás piensan que si cuentas algo es para que te den soluciones y no es así, es para descargar la mochila. Pero empeora la cosa, empeora todo mucho, porque al no entenderte recibes contestaciones que no sabes o no puedes asimilar cuando sólo necesitas apoyo, cariño...
Nadie, nadie sabe lo que estás viviendo, y es muy difícil juzgar, hablar, así que bien decía mi abuela que lo mejor es callar porque o se te rompen los esquemas, los planes, o te decepcionan al final.
Otras veces sí hablas, lo hablas porque no puedes más. Sabes las consecuencias, pero sana y te hace fuerte y luego tienes tiempo para no volver a hablar de ese tema más.
Bien es cierto que cuando las cosas son difíciles y las rachas malas acechan la gente no está, la gente se va. Sólo aparecen cuando les interesa, pero hay que reconocer que una escucha atenta, o un abrazo que te rompa los miedos y en silencio arregla mucho más de lo que se pueda expresar.
Patri G.