Señor, en tiempos de prosperidad y en tiempos de carencias, te alabo. Enséñame a no desear las comodidades y placeres de esta vida, sino a buscarte primero. Porque Tú eres quien da todos los buenos dones, y sin Ti, aunque tenga el mundo, no tengo nada. Gracias porque cuando las cosas de este mundo fallan,
se desmoronan y arden, Tu amor permanece. En nombre de Jesús, amén