Todo lo que sufriste en la vida, en vez de recordarlo para sufrir, debe ser tu fuente de reflexión: Nada en esta vida te pudo destruir, y nada podrá. Porque si sobreviviste a tanta angustia, a tanta humillación, o tanto dolor, es porque aprendiste a ser resistente e indomable. Sí... Dios siempre estuvo a tu lado,
porque te ama con amor eterno. Y hasta el universo descubrió que tú no sabes rendirte.