TEMOR DE PERDER A DIOS
Cuando de Dios nos olvidamos, la consecuencia es el pecado y en ello nuestra condena. Debemos ser enamorados de Dios y debemos tener terror de perderle.
Porque mientras que Dios permanece para siempre, somos nosotros los que culpablemente nos alejamos de él y al apartarnos de su lado, indudablemente perderemos el rumbo.
Que así como los enamorados disfrutan de su compañía, disfrutemos la compañía de Dios eso es esencial; porque si un hombre o una mujer que amamos nos hace gozar de su presencia, ¿con cuánta mayor razón disfrutaremos de la presencia del Señor que murió en una Cruz por Amor a nosotros?