“Priorizarse, qué difícil tarea.
Cuidarse, ese hábito que tanto se necesita ejercitar.
Elegirse, tarea que conlleva reflexión minuta a minuto, día a día.
Ese idioma que sólo conozco yo misma, que sólo descubro yo misma. Sí, aprendo sobre mí a partir de mis vínculos, pero el laburo de rearmado lo hago yo día a día, paso a paso, respetando el proceso, aceptando el dolor de las pérdidas, entendiendo que cada elección y decisión que tomo implica resignar algo, y eso que elijo tiene que ver con lo que resuena hoy con mi presente, con lo que quiero y considero sano para mí y para los vínculos.
No es tarea fácil elegir y hacerse cargo de lo que uno elige, porque justamente implica que algo queda afuera, pero es lo que es, no hay mucha vuelta, o al menos creo que para reconstruirse uno tiene que juntarse a pedacitos y también incorporar nuevos pedacitos que hacen a la transformación inexorable de crearse y reinventarse una vez más. Y no bajo ilusiones o idealizaciones sino en función de la realidad y la esencia de las cosas. Ir ahí, a ese lugar, tocarlo, aunque duela, aunque me resista. Tocarlo y avanzar. A mi tiempo, respetándome, cuidándome, comprendiéndome y abrazándome en todo momento.
Elegir, qué tarea más difícil. Y a la vez que sensación más compleja. A veces no se puede elegir, y el tiempo y el proceso acompañan la inercia de dejarse ser y entender que sólo el tiempo sana y ayuda al rearmado. No apurarme, no exigirme, hacer lo que puedo y abrazarme. Ser sincera, exponer mi vulnerabilidad si es necesario, respetándome y escuchándome. Porque la realidad y el tiempo ordenan, y ahí la transformación puede tener lugar.
Y ahí vamos... reconstruyéndonos o intentando hacerlo”.
María Luz Pilheu