Llevo en el alma más de 121 cicatrices.
En el corazón, grietas y un par de heridas que aún no cierran.
En ocasiones, por el pasado...la vida, me pesa. Me cuesta respirar. La tristeza se hospedó aquí dentro
y, por si eso fuera poco, las lágrimas no se estacionan, me inundan y no dejan florecer, tanto así que, parezco manantial. Hace tiempo que dejé de brillar, es inevitable...extravié una que otra pieza
y, junto con ellas, la sonrisa. Para no rendirme,
me drogué con promesas...hice de los libros y el café mi dosis perfecta.
Me encuentro sobreviviendo al frío...Me volví amante del silencio...Y, creo que, ya no intento llenar el vacío...La verdad, porto con orgullo mis grietas. Pero no dudo en reconstruirme un día de estos. Será como renacer de entre las cenizas...y les juro, voy a quedar bien bonita.
Autor.— Rosy Vega