El café sabe a recuerdos.
Recuerdos maravillosos, por eso me gusta el café dulce, me recuerda a los momentos llenos de felicidad.
El café amargo sabe muy feo, me recuerda a soledad.
Frente a una taza de café, se piensa se reflexiona, se sueña, se imagina, se escribe los textos más hermosos para que tú los disfrutes y te llenen el alma.
Son momentos mágicos, momentos que nos invitan a soñar y a agradecer todo lo bueno que nos pasa en la vida.
La tranquilidad de la tarde deja ver que la tormenta del día ya ha pasado.
Este cielo azul y este café llenan mi alma.