La prisa no debe ser por obtener los primeros lugares, ni por no dejar ir la oferta, tampoco por acumular para el invierno... un invierno, que tal vez no lleguemos a ver.
La prisa debe ser por escuchar el cuerpo, por calmar la mente, por no guardar sentimientos, por conducir el alma.
Nadie sabe cuando será su último día y eso es lo que nos obliga a disfrutar de la vida, no dejemos aquellos besos y abrazos,
ni aquel "te amo", ni mucho menos un "gracias" para mañana