Dicen que el tiempo pasa y con su paso nos deja sus huellas.
Nos deja arrugas en el corazón.
El vacío de las personas a las que quisimos, amamos y se marcharon para nunca volver.
El tiempo nos roba suspiros dedicados al cielo.
Nos regala oportunidades, nos deja historias que contar y momentos que nunca volveremos a repetir, aun viviendo cien años.
Nos deja sabiduría a golpe de rodilla, caídas, rozaduras y malas experiencias que terminan convirtiéndose en nuestras mejores lecciones.
Dicen que el tiempo pasa y no solo deja arrugas en la piel, patas de gallo o algún kilo demás...
Dicen que el tiempo es un maestro cruel y que pone todo en su lugar... o casi todo.
El tiempo tiene tres fórmulas
Pasado: que es todo aquello que nos sucedió y de lo que deberíamos haber aprendido.
Presente: lo que estamos viviendo y lo que estamos sintiendo...
Futuro: que es ese ojalá que lazamos al cielo aún siendo ateos, esperando que nuestro mañana, sea mejor que el presente en el que vivimos.
Y es que la vida esta hecha de tiempo...