Se supone que lo que uno espera del amor y de una relación, es que aparte de que te quieran cuando brillas o cuando eres gracioso, cuando eres ese amante perfecto o ganas de mucha pasta a fin de mes… Es que te quieran todavía más cuando el alma no te da, cuando tocas fondo, cuando estás sin peinar, cuando te quedas sin trabajo o te pones enfermo...
Enamorarse de todo lo primero es jodida-mente fácil. Tener claro lo segundo es la auténtica diferencia y la actitud que se necesita en las relaciones duraderas.