No te preocupes...
Cuando yo me quieto es porque no estoy bien, cuando me callo es porque el momento me pide respeto, cuando me alejo es porque quiero cuidarme, pero cuando grito, cuando yo digo basta es porque ya fue suficiente, es porque no sé disimular, fingir, hacer de cuenta solo para no herir o disgustar. Soy de pocas palabras, pienso mucho antes de hablar o actuar, doy la espalda cuando me hierve la sangre, pero sé defenderme cuando intentan hacerme daño, sé hablar cuando duele en mí. Si no vale la compañía, merece mi respeto y mi derecho a sentir, pero no permito que nadie venga detenerme o a humillarme.