El tiempo cura heridas, las sana, las cicatriza. No espera por nadie, no se para ni un segundo para permitirte pensar que opción debes elegir, que camino es el correcto e incluso cuáles serán las consecuencias al tomar una u otra opción.
El tiempo no olvida, ni perdona. No te permite dar marcha atrás a las agujas de su reloj y rectificar palabras, gestos... ni revivir momentos felices, no te permite poner el pause disfrutar de una simple sonrisa del pasado, y luego, en el momento que quieras, darle al play y seguir tu presente.