Padre Dios, tu presencia en mi vida es fuente de paz y serenidad, cuando te siento cercano todo en mí sé tranquiliza, porque sé que si estás conmigo podré liberarme de tantas preocupaciones y situaciones que la vida me trae, y podré descansar en tus manos. Lléname de alegría, de gozo, de felicidad, no quiero estar triste, no quiero vivir sin el brillo de una sonrisa.
Quiero poder entender que todo pasa porque tiene un sentido en la vida y que tengo que aprender a aceptar aquellas cosas que, aunque no me gustan, tienen que pasar por nuestra condición y nuestra debilidad. Gracias por actuar en mi corazón y por comenzar a echar fuera toda tristeza que hay en él y por permitirme ir abriendo mi ser a tantas otras posibilidades.
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Te pido que me sigas mostrando que se puede vivir mucho mejor si aprendo a ver en la humildad no un defecto sino una manera inteligente de permanecer sano, de no apegarme a las cosas que no llenan, ni dan sentido. Te pido que me sigas mostrando qué debo hacer, hacia dónde debo seguir creciendo, qué más debo ir dejando en mi vida, porque no quiero que nada me robe lo que has ido haciendo en mi vida.
