CARTA DE UN ADULTO A DIOS, EN NAVIDAD.
No sé si de niño te pedí mucho o te pedí poco, tampoco sé si creía en algo más.
No sé que tanta ilusión tenía, ni sé qué esperaba de la vida y de las personas, porque nunca me lo cuestionaba, creo que la vida de un niño es así.
Recuerdo no haber necesitado mucho para que la vida me pareciera increíblemente mágica.
No recuerdo cuándo dejé de hacer cartas o cuándo dejé de colocar una bota en el árbol para que apareciera llena.
Sólo sé que el recuerdo de todo eso, me endulza la vida.
Si algo recuerdo es que era una época en la que los sueños se cumplían y que la gente podía tener momentos felices.
En fin, ahora de adulto, solo quiero decirte que no se me olvidó escribirte, sino que ahora esa carta es diferente.
Hoy no te pediría nada que se pueda comprar con dinero.
Hoy quisiera volver a creer como cuando era niño, en las personas, en los milagros y en que el mundo puede ser mejor.
Hoy quisiera que la Navidad realmente fuera el nacimiento de algo nuevo dentro de mí, que sea la oportunidad para comenzar de nuevo, para reflexionar en la manera de ser mejor.
Solo eso quisiera pedirte, y si además de eso, ves mi bota vacía, llénala de bendiciones y haz que está Navidad sea diferente y realmente mágica...