¿Me acompañas? En un desayuno sin maquillaje,
con el corazón abierto, sin apariencia que encubra defectos,
total estamos llenos de ellos, así somos, pero con un corazón enorme,
capaz de corregir cualquier detalle.
Así enfrentamos la vida día a día, con una sonrisa dibujada en nuestros rostros
que nos recuerda lo maravillosos son estos minutos que ya no volverán.
Disfrutemos la vida pues solo se vive una vez.