google.com, pub-5586298736741103, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Sueños de Amor Y Magia

sábado, 10 de febrero de 2018

Gracias por estar.Bendiciones

Es increíble cómo una persona 
que ha entrado hace poco en tu vida,
 puede mostrarte más sentimientos
 que una que ha estado ahí siempre.
A ti te digo Gracias.
Y que Dios te Bendiga y proteja por siempre.

Es mi almohada la que sabe muchas cosas

Es mi almohada la que escucha mis pensamientos, 
seca mis lágrimas y soporta mis insomnios.

Yo no compito con nadie.Vivo.

Yo no vine a este mundo a competir 
con nadie, solo vine a vivir mi vida, 
cumplir mis sueños y ser feliz.
Yo no compito.Vivo.

Gracias te doy mi Señor por ser mi esperanza en la adversidad

Dios nunca me ha dejado caíd@, 
en toda lucha y adversidad,ÉL me ha librado.
Gracias te doy mi Señor por ser mi esperanza en la adversidad y mi fuerza en la flaqueza.

Yo te lo diré.Reflexión.

Yo te lo diré:
no le temes al amor, sino al dolor que viene después de éste no temes estar enamorado, sino a sentirte tan enamorado que no puedas controlar lo que haces,lo que dices y lo que sientes…
Temes sentirte estúpid@ y no saber qué hacer con esto. Ya lo sé, no temas amarme, temes que te traicione, que te juegue sucio o que simplemente de un momento a otro deje de amarte.
Yo te lo diré:
si no te arriesgas, jamás conocerás lo que es estar aquí, donde yo estoy. Donde después de las traiciones y decepciones,llega la persona indicada...

Cuando la noche nos vuelve poetas.

La noche nos vuelve poetas, melancólicos, románticos.
Personalmente creo que la noche nos vuelve nosotros mismos.

Las buenas amistades también caducan

No todas las amistades son para siempre, algunas también caducan.
 Ni siquiera el amor se libra de la fecha de consumo preferente.
 Y es que no nos equivoquemos, no hay nada permanente,
 las relaciones no son eternas y tenemos que saber dejarlas ir.
Puesto que nos suele costar cerrar etapas y despedirnos, 
este hecho se convierte en una gran fuente de sufrimiento para nosotros.
 Ni siquiera el paso de los años nos hace inmunes a las despedidas, 
sobre todo cuando sabemos que ya no hay marcha atrás.

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