Ni yo sé lo que es mejor para mí, para ti o para el mundo. No intento imponer mi voluntad ni en ti ni en nadie más. No quiero cambiar ni mejorar ni convertir ni ayudar ni sanar.
Sólo doy la bienvenida a las cosas cuando vienen y se van. Eso es verdadero amor.
La mejor manera de guiar a los demás es dejar que encuentren su propio camino.