No te levantes un día sin saber qué hacer.
No te levantes un día imaginando ser lo que no eres.
No te levantes con miedo de las cosas que tienes que hacer .
No te levantes juzgando a los que tienes a tu alrededor en lugar de entenderlos, tal vez la felicidad ajena es diferente a la tuya.
No te levantes ningún día sin dar las gracias a Dios por vivir otro día.