Basta de esperar toda la semana al viernes.
Todo el año al verano. O toda la vida a la felicidad.
Basta de pensar en el ayer o ansiar el mañana.
Basta de esperar, imaginar o soñar para empezar a estar,
vivir y sentir el hoy y el ahora, porque ayer ya pasó y mañana no llegó.