Comencemos cada día como si fuese el primero del resto de nuestra vida, siempre con esperanza, alegría y mucho amor para repartir, para que así el corazón esté contento y satisfecho por hacerlo lo mejor posible.
No permitamos que nadie nos robe esa alegría que llevamos dentro. Tenemos la fortuna del amor, la ilusión y de los sueños.
Cada día intentemos aprender algo nuevo, mirándolo con nuevas perspectivas, que el desanimo no le gane a la belleza que tenemos frente a los ojos. Cada vez que aprendemos algo nuevo, el mundo se amplía y se avanza en la vida, disfrutando de mayor satisfacción por lo que somos.
No hagamos nada que nos disminuya, nos merecemos todos los sueños del mundo. Lo que nos quita el sueño, no lo tomemos en cuenta, borran-dolo de la mente y del corazón. ¡Fuera con quienes nos quitan el sueño!
Recordemos que nos pueden quitar todo...menos las ganas de soñar, ni la ilusión por la vida, con la esperanza de que haya un mañana siempre mejor.