Cuando una persona es bella, roba la mirada.
Cuando una persona es simple, te conquista el corazón.
Cuando una persona es humilde te hace reflexionar.
Cuando una persona es afectuosa, desencadena emociones.
Cuando una persona es sincera merece confianza.
Cuando una persona te emociona,
ya ha entrado a pequeños pasos en tu corazón.