Pasamos mucho tiempo dormidos; no sólo cuando estamos acostados en nuestra cama durante la noche, sino también durante las horas del día en las que, en teoría, estamos despiertos. Pasamos mucho tiempo desconectados de la vida. Necesitamos comenzar a inyectar vida en nuestros días, ser conscientes de nuestras bendiciones y compartirlas con los demás.
Cada uno de nosotros representa la fuerza Divina. Todos tenemos una chispa del Creador en nuestro interior. Cuando compartimos y tratamos a los demás con dignidad, revelamos esa chispa del Creador que forma parte de nosotros y, de esa manera, nos conectamos con la fuente de toda la vida y la energía.
Al levantarte en la mañana, di: “Vaya, ¡puedo respirar y hablar! ¡Puedo hacer! ¡Puedo crear! ¡Dios está dentro de mí!”.
La mayor parte del tiempo olvidamos estas bendiciones simples. Ahora es el momento de avanzar en nuestra vida y entender que todo lo que ocurre es un medio para acercarnos a la Energía Divina que existe para nosotros y en nuestro interior.