Hoy, pudiera ser nuestro último día. Lo que no hicimos, no importa, sino lo que podemos hacer. Vamos levántate, camina e inicia tu recorrido hacia todo aquello que estás por terminar. Revisemos nuestro calendario y comencemos por el principio hasta completar todo lo que fuimos diseñados para hacer. Si tenemos que perdonar, perdonemos; si es olvidar, olvidemos; si hay que restituir, restituyamos y si tenemos que empezar, empecemos de una vez.
Que nada impida que Dios sea nuestro aliado y el tiempo nuestro testigo.