google.com, pub-5586298736741103, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Sueños de Amor Y Magia

miércoles, 4 de mayo de 2022

¿MIEDO A LA VEJEZ DE TUS PADRES?

 


¿MIEDO A LA VEJEZ DE TUS PADRES?
Vale mucho leerlo, lo comparto textual:
“Hay una ruptura en la historia de la familia, donde las edades se acumulan y se superponen y el orden natural no tiene sentido: es cuando el hijo se convierte en el padre de su padre”. 
Es cuando el padre se hace mayor y comienza a trotar como si estuviera dentro de la niebla. Lento, lento, impreciso. 
Es cuando uno de los padres que te tomó con fuerza de la mano cuando eras pequeño ya no quiere estar solo. 
Es cuando el padre, una vez firme e insuperable, se debilita y toma aliento dos veces antes de levantarse de su lugar. 
Es cuando el padre, que en otro tiempo había mandado y ordenado, hoy solo suspira, solo gime, y busca dónde está la puerta y la ventana - todo corredor ahora está lejos. 
Es cuando uno de los padres antes dispuesto y trabajador fracasa en ponerse su propia ropa y no recuerda tomar sus medicamentos. 
Y nosotros, como hijos, no haremos otra cosa sino aceptar que somos responsables de esa vida.  
Aquella vida que nos engendró depende de nuestra vida para morir en paz. 
Todo hijo es el padre de la muerte de su padre. Tal vez la vejez del padre y de la madre es curiosamente el último embarazo. 
Nuestra última enseñanza. Una oportunidad para devolver los cuidados y el amor que nos han dado por décadas. 
Y así como adaptamos nuestra casa para cuidar de nuestros bebés, bloqueando tomas de luz y poniendo corralitos, ahora vamos a cambiar la distribución de los muebles para nuestros padres. 
La primera transformación ocurre en el cuarto de baño. Seremos los padres de nuestros padres los que ahora pondremos una barra en la regadera. 
La barra es emblemática. La barra es simbólica. La barra es inaugurar el “des templamiento de las aguas”. 
Porque la ducha, simple y refrescante, ahora es una tempestad para los viejos pies de nuestros protectores. 
No podemos dejarlos ningún momento. 
La casa de quien cuida de sus padres tendrá abrazaderas por las paredes. Y nuestros brazos se extenderán en forma de barandillas. 
Envejecer es caminar sosteniéndose de los objetos, envejecer es incluso subir escaleras sin escalones. Seremos extraños en nuestra propia casa. Observaremos cada detalle con miedo y desconocimiento, con duda y preocupación. 
Seremos arquitectos, diseñadores, ingenieros frustrados. ¿Cómo no previmos que nuestros padres se enfermarían y necesitarían de nosotros? 
Nos lamentaremos de los sofás, las estatuas y la escalera de caracol. Lamentaremos todos los obstáculos y la alfombra. 
Feliz el hijo que es el padre de su padre antes de su muerte, y pobre del hijo que aparece sólo en el funeral y no se despide un poco cada día. 
Mi amigo Joseph Klein acompañó a su padre hasta sus últimos minutos. 
En el hospital, la enfermera hacía la maniobra para moverlo de la cama a la camilla, tratando de cambiar las sábanas cuando Joe gritó desde su asiento: Deja que te ayude. Reunió fuerzas y tomó por primera vez a su padre en su regazo. Colocó la cara de su padre contra su pecho. 
Acomodó en sus hombros a su padre consumido por el cáncer: pequeño, arrugado, frágil, tembloroso. Se quedó abrazándolo por un buen tiempo, el tiempo equivalente a su infancia, el tiempo equivalente a su adolescencia, un buen tiempo, un tiempo interminable. 
Meciendo a su padre de un lado al otro. Acariciando a su padre. Calmando él a su padre. Y decía en voz baja:
- ¡Estoy aquí, estoy aquí, papá! “Lo que un padre quiere oír al final de su vida es que su hijo está ahí”. 
Autor: Desconocido 

Nunca dudaré de mi personalidad


 

Eliminar lo que nos hace daño


 

Hasta mañana


 "No olvides siempre hay alguien o algo esperando por ti, algo más fuerte, más inteligente, más amable, más duradero, algo más grande, algo mejor". 
Charles Bukowski.

Gran jueves de ricas bendiciones

 


Solo tú puedes darte valor. Solo tú puedes proteger tu corazón. Solo tú puedes amarte con locura. No dejes que nadie te use, te abuse, o te manipule. No le des a nadie el poder para hacerte sufrir. No ruegues migajas de amor, no te humilles, no aceptes pasar por esta vida sin ser feliz. Y tu vida cambiará para siempre.

Quiérete y no ames imposibles

 



SIN MIRAR ATRÁS
No estés en el lugar de otro.
Ni te quedes donde no te necesitan.
Darse por vencido también es ganancia.
Y retirarte no es derrota, es poner a salvo el corazón.
Aprende a irte sin mirar atrás. Porque si no lo haces vas a empezar a extrañar lo que no fue, ni será. 
Se valiente para aceptar el desprecio, pero aún más para no aguantarlo.
Agarra tu dignidad y márchate. Y no dejes nada atrás, ni siquiera tu recuerdo.
Tampoco guardes rencor. Esa es una manera muy triste de quedarte.
Con los pantalones bien puestos, o el vestido bien ceñido, acepta el desafío de recorrer el camino en soledad.
Y no veas con especial temor a una simple decepción. Levanta la frente, sabiendo que diste lo mejor.
Pero que no te falte valor. No dejes nada en sus manos. Ni pienses que estás destinado a amar a quien no te amó.
Quiérete tanto. No ames imposibles.
El tiempo es lo único irrecuperable que vas a perder en tu vida. Porque después de alguien siempre vendrá alguien mejor.
Web

Buenos días.

 


Es increíble que tenemos tantas bendiciones y no nos damos cuenta. No damos gracias a Dios. Y el Señor te da SALUD, un techo donde vivir, te provee trabajo, y una familia que te ama. Él cuida de tu entrada y tu salida, te da paz. Y te permite ser feliz. Te libra del mal, y te llena de bendiciones. Y a veces, en la urgencia de la vida... te olvidas de darle gracias. ¡Pero eso puede cambiar! Comienza hoy tu lista de agradecimiento. Y repítela cada día. Dar gracias es reconocer, con todo tu corazón y con toda tu alma... que Dios nunca pierde cuidado de ti! 

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