google.com, pub-5586298736741103, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Sueños de Amor Y Magia

miércoles, 12 de octubre de 2022

Hermoso jueves

Mi deseo para este jueves.
Hoy deseo...
Que el tiempo, el amor curen todas tus heridas
Que las cicatrices no te lastimen más
Que las heridas y cicatrices no vuelvan
A pisar tu senda nunca más.
Hoy deseo...
Que el amor pueda abrazarte, acariciarte,
Besarte dónde un día hubo lágrimas y dolor.
Hoy deseo... 
Que el amor desaparezca tus miedos
Que tu alma y corazón encuentren calma
Que el amor sea tu refugio y tu libertad.
Hoy deseo...
Que tu alma y corazón salgan victoriosos
De aquella batalla que libras día tras día,
Que a veces te quita el sueño sin saber
Que hacer o a dónde ir.
Hoy deseo...
Que la vida te compense con creces, todo lo
Que tu bendita alma y tierno corazón anhelan.
Hoy deseo...
Que nunca abandones tus sueños por pequeños o imposibles que parezcan.
Hoy deseo...
Que la vida te pague todas tus lágrimas y tu dolor  
Regocijando cada rincón de tu bendita alma
Y tú tierno corazón, es mi deseo de hoy para ti.
Andrés Ordóñez 
El Caballero Aprendiz De Poeta...
© ® Guayaquil, Ecuador

 

Conquistar a su mujer cada día



 La mujer se enamora a diario cuando su hombre le llena el corazón con cariño, caricias, 
mensajes de amor, con gestos de aprecio e interés que son el alimento de su alma. 
Esos detalles son claves para que ella siga admirando al hombre de su vida. 
Y aunque nadie le enseñó, un hombre puede aprender a ser sabio y seguir conquistando a su mujer cada día, 
para bendecir a toda su familia. Y una mujer sabia aprende también lo que le hace feliz a su pareja, 
y le da cada día una dosis llena de picardía y amor. Porque el amor solo se construye entre dos que quieren amar. 

A mi edad

 


"A mi edad, no me importa cualquier hombre, no cualquiera me daña, a mi edad mis caderas no entran en guerra por cualquier soldado".
A mi edad, no cualquier hombre me roba una sonrisa, no cualquiera me endulza los oídos, ni se gana mis suspiros con falsos piropos.
A mi edad, me sobra dignidad y amor propio, exijo acciones y no promesas, respeto y no amor mendigado, a mi edad, ya no malbarato mi corazón, ni permito que me sobajen,  pido lo mismo que estoy dispuesta a dar, así que, si tiene intenciones de entrar a mi vida, sepa usted que soy de esas mujeres que si aman lo hacen con el alma completa, que mis besos serán solo suyos, que seré su niña, su dama, su amiga y amante, que mi lado oculto y perverso será exclusivo para usted, que le tomaré la mano con cariño, que siempre bromearemos como niños y haremos el amor como locos. A mi edad ya no hay cabida para amores pasajeros e inmaduros, a mi edad me gusta el amor fuerte, sincero, leal y real, a mi edad si le abro la puerta es para dejarlo entrar y sentirse cómodo y feliz en mi vida.
A mi edad una promesa es un pacto sin fecha de vencimiento.

CUANDO NUESTRO PADRE EMPIEZA A MORIR

 


CUANDO NUESTRO PADRE EMPIEZA A MORIR
Cuando el padre se hace mayor y comienza a trotar como si estuviera dentro de la niebla... lento, lento, impreciso.
Es cuando uno de los padres que te tomó con fuerza de la mano cuando eras pequeño ya no quiere estar solo... es cuando el padre, una vez firme e insuperable, se debilita y toma aliento dos veces antes de levantarse de su lugar.
Es cuando el padre, que en otro tiempo había mandado y ordenado, hoy solo suspira, solo gime, y busca dónde está la puerta y la ventana...  todo corredor ahora está lejos.
Es cuando uno de los padres antes dispuesto y trabajador fracasa en ponerse su propia ropa y no recuerda sus medicamentos. Y nosotros, como hijos, no haremos otra cosa sino aceptar que somos responsables de esa vida. Aquella vida que nos engendró depende de nuestra vida para morir en paz.
Tal vez la vejez del padre y de la madre es curiosamente el último embarazo. Nuestra última enseñanza. Una oportunidad para devolver los cuidados y el amor que nos han dado por décadas. Y así como adaptamos nuestra casa para cuidar de nuestros bebés, bloqueando tomas de luz y poniendo corralitos, ahora vamos a cambiar la distribución de los muebles para nuestros padres.
La primera transformación ocurre en el cuarto de baño.
Seremos los padres de nuestros padres los que ahora pondremos una barra en la regadera. La barra es emblemática. La barra es simbólica. La barra es inaugurar el “des templamiento de las aguas”. Porque la ducha, simple y refrescante, ahora es una tempestad para los viejos pies de nuestros protectores. No podemos dejarlos ningún momento.
La casa de quien cuida de sus padres tendrá abrazaderas por las paredes. Y nuestros brazos se extenderán en forma de barandillas. Envejecer es caminar sosteniéndose de los objetos, envejecer es incluso subir escaleras sin escalones. Seremos extraños en nuestra propia casa. Observaremos cada detalle con miedo y desconocimiento, con duda y preocupación. Seremos arquitectos, diseñadores, ingenieros frustrados. ¿Cómo no previmos que nuestros padres se enfermarían y necesitarían de nosotros?
Nos lamentaremos de los sofás, las estatuas y la escalera de caracol. Lamentaremos todos los obstáculos y la alfombra. Y uno se despide un poco de nuestro padre cada día...
Mi amigo José acompañó a su padre hasta sus últimos minutos.
En el hospital, la enfermera hacía la maniobra para moverlo de la cama a la camilla, tratando de cambiar las sábanas cuando José gritó desde su asiento: - ¡Deja que te ayude! - . Reunió fuerzas y tomó por primera a su padre en su regazo. 
Colocó la cara de su padre contra su pecho. Acomodó en sus hombros a su padre consumido por el cáncer: pequeño, arrugado, frágil, tembloroso. Se quedó abrazándolo por un buen tiempo, el tiempo equivalente a su infancia, el tiempo equivalente a su adolescencia, un buen tiempo, un tiempo interminable.
Meciendo a su padre de un lado al otro. 
Acariciando a su padre.
Calmado el su padre.
Y decía en voz baja:
- ¡ESTOY AQUÍ, PAPÁ!
Lo que un padre quiere oír al final de su vida es que su hijo está "ahí"

La gente me dio motivos para no ser la de antes.

 




Yo no cambié. La gente me dio motivos para no ser la de antes.
Sigo siendo la misma, haciendo las mismas cosas y teniendo los mismos gustos y puntos de vista. 
Yo no cambié, simplemente dejé de ser ciega, sorda y muda.
Quise responder sutilmente y con calma. Me dieron ganas de decir ¡basta! ...y no lo dudé, pero no cambié. 
Yo sigo creyendo que todo tiene un por qué, sigo viendo a la mentira como es y a la verdad como será siempre.
Soy aquella que mira hacia atrás para ver adonde quedaron los que decían ir conmigo hasta el final y miro hacia adelante sabiendo que sola seguiré mi andar.
Soy lo que hago de mi sin cargar con la tonta complicidad de alguien.
Me caigo las veces que me sienta preparada para levantarme y jamás voy a culpar a quienes me vieron de rodillas y no fueron capaces de ayudarme.
Soy la misma, pero no ruego ni me someto a implorar que permanezcan cuando ni siquiera están cerca.
Me consuelo, me hablo bajito, me digo " Todo va a estar más que bien ". Y lo está. 
Porque yo no cambié, solo decidí hacerme a un lado de todo lo que no deseaba para mi vida. 
Pero al parecer, quedaron disconformes unos cuantos ...diciendo que ya no soy la que era y tienen razón. 
Tanta razón ...que al marcharse me han hecho un gran favor. 
Los falsos eran ellos, no yo. 

Brillar en público


 

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